20 de Diciembre de 2014

Comentario sobre Cantos para Soldados y la oportunidad y utilidad de subir el video a la web

                El 1 de Octubre de 1989,  acompañado por  Boris Alvarado, compositor que fue mi alumno en la UCV; a René Berger, cantante, barítono y director de coros (QEPD); a Hans Stein, cantante, tenor; a un grupo de estudiantes de música, de ambos sexos que actuaron como coro, dirigidos por Ernesto Cárcamo, y a un grupo de instrumentistas, tuvimos la valentía ( o patudez, según como se mire) de montar "CANTOS PARA SOLDADOS" Op. 5 de 1967, con texto de Nicolás Guillén ( Poeta cubano) en el Centro de Eventos de la UCV.

                Aun no había llegado la democracia a nuestra patria y podía ser peligroso.

                Pero era mi obra regalona desde los tiempos de la guerra de Vietnam. Fue en esa época en que los alumnos de don Gustavo Becerra escribimos, a petición suya,  una obra ad hoc. Yo quise escribir una obra antimilitarista. El problema es que el texto, cubano, habla en contra de  la represión militar y los fusilamientos, en momentos en que en Cuba estaban fusilando gente , que daba escalofríos.

                Fue imposible estrenarla y si lo hubiéramos hecho (¡Había juntado gente para hacerlo en la primera semana de septiembre de 1973!) no estaría- al menos  yo - contando esta historia.

                Sólo en 1989 se concretó la idea con Boris Alvarado. Para mí fue todo un acontecimiento y un gran esfuerzo económico. Sólo Boris y el coro,  actuaron por amor al arte. Todos los demás recibieron su correspondientes honorarios ( como debiera ser siempre , por lo demás). Contratamos un equipo de filmación y de grabación.
Como yo pagaba todo ( hasta el mozo del aseo), en el concierto sólo se tocó mi obra; dos veces.
Hubo numeroso público y  grata acogida.

                Pero dentro de los asistentes había uno que se consideró  pasado a llevar por el texto ( el libro de Guillén estaba a la venta en todas las librerías) y acusó a Boris de "faltarle el respeto a la fuerzas armadas" y fue con el cuento a altas autoridades de la PUC  en Santiago. Boris tuvo que ir a dar explicaciones al Gran Canciller de la PUC de Santiago. Sólo fue el susto. Le dijeron que no se preocupara, que cabezas calientes siempre habría.

                La poesía estaba a  la venta en todo el país, al alcance de quien quisiera leerla y nadie se quejaba. Pero con música, es otro cantar. He aquí una muestra del poder de nuestro arte.

                Después del estreno yo  escribí una nueva versión con pequeños retoques y mayor número de instrumentos, que no ha sido estrenada. En total he hecho 4 versiones. La que se tocó fue la tercera. La primera había ganado un premio por obras en el antiguo IEM ( Instituto de Extensión Musical de la Universidad de Chile.)

                He meditado mucho si subir o no  a la web una de las dos versiones ( o ambas)  filmadas ese día.
                Hay motivos para  hacerlo y para no hacerlo.

                Para no hacerlo está el hecho de que la filmación, en VHS, presuntamente profesional, es mala. Lo mismo ocurre con el sonido, cuyo principal defecto es que deja a las voces en segundo y tercer plano. Luego está el hecho de que los recitantes  solistas, nunca encontraron el justo estilo de recitado y el énfasis  que yo pedía. El coro de estudiantes, hizo lo que pudo, con su mayor entusiasmo. El trabajo de Boris, como director, fue excelente.

                Para hacerlo, está el hecho de que fue mi obra primeriza, muy querida, y la presencia en el video, de amigos  que  me acompañaron en esta aventura de hace 26 años a los que les agradará ver las imágines aunque no sean perfectas.

                Pienso  subir, aparte, la música que se grabó con equipo ajeno a la filmadora y que suena un poco mejor que en la filmación, y también el texto.

                Todo esto tiene un valor histórico que puede ser  interesante para muchas personas.

                Está también lo  anecdótico: La infaltable mamá con guagua que berrea y echa a perder  la grabación. Me veo, en el video, dirigiéndome en pleno concierto hacia alguien y musitarle algo al oído. Ella no se ve. Luego se para  una dama con guagua y sale del recinto. En realidad nunca se fue; se puso al final del pasillo y  la guagua siguió metiendo bulla aunque más alejada. Después supe que era hija del pianista. Situaciones similares, con gente de poco criterio, me han ocurrido varias veces. Una vez en Viña del Mar, en uno de los Festivales Darwin Vargas, hace  un par de años. La guagua era de uno de los percusionistas que, cuando supo que la había pedido a su mujer que se retirara, me vino a "echar la foca" totalmente ignorante de quién era yo. Como el público escuchó la "conversación", en vez de ponerse de mi lado, empezó a gritar: "viejo nazi, deja que la guagua escuche el concierto y aprenda música moderna" y otras linduras de esa especie y calidad intelectual.

Pues bien. Subiré este material, que a muchas persona les va a agradar por el lado nostálgico del asunto.

Hernán Ramírez  Ávila

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